Al despertar

Al despertar he tocado mi cintura. Ya no estaba tu brazo rodeándola, no siento tu calor en mi espalda.
He debido soñarte, pues aún hay restos de humedad en mi piel. La luz ya entra por las rendijas de la persiana, pero prefiero quedarme un rato más acurrucada entre las sábanas. Quisiera revivir todas las escenas que forjaron mis sueños.

No me gusta levantarme tarde, pues después me faltan horas. Mi trabajo va más lento desde que no soy capaz de sacarte del pensamiento. Me desperezo estirando los brazos y me siento en la cama cubriendo mi cuerpo con las sábanas. Aún me quedan restos de pudor; una tontería, porque estoy sola en casa.

Hoy necesito tu mirada, tu lengua jugando en mis labios. Me gustan tus caricias en mi cara, sentir el roce de tu dedo dibujándomela. La humedad de tus labios en mis ojos hace que desee mantenerlos cerrados. En la oscuridad se hacen los sentimientos más intensos. El corazón alcanza un ritmo insospechado cuando siento tu pecho, todo tu cuerpo.

Aún noto el calor de tus manos recorriendo mis formas, paseándose por mi vientre, y me estremezco. Quisiera encontrar una imperfección en ti que me haga desistir de esta locura, pero no la encuentro. Mis labios peregrinan despacio por cada rincón de tu cuerpo. Se asienta en mi la lujuria y mi vista se pasea por tus labios, tu pecho, tus piernas…Me gusta el vello de tu cuerpo. Adonis de mármol, excelsa tu belleza.

Cuando me tienes en tus brazos, me divierte juguetear con tu pelo, y dormido acaricio suavemente tu piel. Me gusta tu sonrisa al despertar, y sentirme una parte importante de tu vida. Sueño con verme envuelta en tus besos. Viene a mi recuerdo tu desnudez y la imagen exhausta de nuestros cuerpos después de las caricias, besos, del sexo. Quisiera otra vez arroparme entre tus brazos y coger la placidez del sueño.

Misteriosa