Hay otro mundo, el mundo de lo imposible, de los desesperanzados. Es allí donde la magia no traspasa sus muros, no quiere encontrar la entrada. Es el lugar donde reina su amiga, la desesperación. Tienen un pacto entre ellas, de respetar sus dominios, sin poder traspasarlos.
Las personas que habitan los dos reinos son indiferentes. Unos ante el sufrimiento de los más hundidos, los otros ante los estímulos que lanza la vida. La línea que separa los dos reinos es… invisible.
En el mundo de los menos oprimidos, late una obsesión por compararse, por competir, y eso les aleja de su parte humana. Los otros, no pueden obsesionarse en nada, se dejan simplemente morir.
La ironía y el humor no cabe en los desesperanzados, y los privilegiados suelen reír con el fallo ajeno, son incapaces de reírse de ellos mismos.
Lleva la magia lo fantástico en sus manos, pasea ante los olvidados perdiéndose en la niebla de sus mentes. Parecen dos mundos irreconciliables, y nadie intenta mover un solo ladrillo de aquellos tremendos muros.
Misteriosa