Todos sabemos que somos finitos, que todo acaba, y no sabemos cuando. Tendemos a no pensar en ello, por lo que vivimos desperdiciando mucho tiempo. Quizá esté utilizando mal la palabra desperdiciar, porque en realidad nada es desperdicio, ni el ocio, ni el pensamiento. Pero es cierto que no nos centramos demasiado, que no vivimos la vida con la intensidad que merece ser vivida.
El que vive el día a día con intensidad, forja un mañana mejor, eso es indudable.
Yo diría que más que adquirirse conciencia, lo que hace es ampliarse con el conocimiento. Y habría que matizar, porque no todo lo que se conoce se puede asumir como propio. Conocemos la violencia, el terror… y otras cosas, que no tenemos por qué asumirlas. Asumimos las cosas que van de acuerdo con nuestra esencia.
Es evidente que somos seres sociales, y que nos necesitamos. Nos podemos unir por afinidades. Aunque no siempre nos toca formar grupo con quienes deseamos. Ejemplo, en los trabajos. Por eso, siempre hay que tener muy presente el respeto como algo principal en nuestra vida.
No creo que un grupo en su desarrollo adquiera conciencia de unas características únicas, e intransferibles. Pienso, que uno se une por afinidad, pero desarrolla en el grupo su propia conciencia. Si un día esa conciencia propia le hace divergir del grupo, se separa y solucionado.
Lo que si es verdad, es que nacer dentro de una familia determinada, o en un entorno determinado, nos marca; pero todo se puede romper.
Sí, la conciencia será quien le indique que caminos ir tomando.
Conciencia individual.
Misteriosa
Autor imagen: Maggie West