Con una melodía bella,
responde la guitarra al tacto.
Calla si cesan las manos de acariciarla,
sólo responde a la necesidad
del que la posee entre sus brazos.
Dúctil se hace al alma
que la mantiene abrazada,
y en cada nota descifra
el sentimiento que lleva oculto.
Así ríe o llora,
dejando al otro en silencio,
o consiguiendo la compañía
de un canto armonioso.
Miateriosa