Con su cabeza gigante, su nariz de terciopelo azul y su corbata verde, pasea el gnomo Hilarión. Su cerebro, lleno de invenciones, crece cada dos años para poder retener tanta fantasía.
Le quedan largos los pantalones y siempre le asoma el calzón por el culete; pero su corbata vuela de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, como si de un serio péndulo se tratara.
Lleva un pincel en la mano, untado de óleo rojo, y con el va anotando sus dudas ortográficas, en los escritos que redacta su mente. Tiene tantas que deja el bosque como si fuera una serpentina de color. Como es tan ingenuo, sus ojos dejan traslucir sus misteriosas mentiras, y así, todos sabemos cuando un personaje real se ha colado en sus ficciones. Él es amigo de los monos, a los que siempre imita hasta mosquearlos e irritarlos.
Se encontró el otro día una cadena entre la hierba. No dudó en colgársela del cuello, pero está en lid con su péndulo corbata, y ésta lleva las de perder. Mientras, él piensa qué podría inventar para que hicieran amistad. Al final, tomó la decisión de anudarlas y ahora él parece un regalo de Navidad. Con su sonrisa mágica le persiguen las luciérnagas, y un reguero de luz, arrastra a su paso.
En sus paseos, siempre me deja extasiada, hoy me quedé prendada de sus diminutos zapatos negros de charol…
Misteriosa