En este momento quisiera sentir el calor que pega a primera hora de la tarde en verano, y ver ese cielo tan claro y limpio. Me encantaría tener la mirada perdida en esa carretera estrecha llena de curvas y cuestas que llevaba al pueblo cercano. ¡Tantas veces la recorrí en bicicleta…!
Desearía estar con esa sensación de espera en que aparezca el niño que ocupaba mis sueños en aquel momento, y ese jugar inocente a los sentimientos. Pero los años se suceden y a veces hasta el tiempo es cruel a su paso, no siempre.
Seguramente habrá otros latidos, otras alegrías, y otras esperas ilusionadas. Son mis ojos los que tienen que estar preparados para recrearlas.
Misteriosa