No le asustan las luces, porque sabía que en el eterno edificio jamás sería encontrado.
Recorría libro tras libro dejándolos sentir como escalones bajo su panza. A pesar de su poca fuerza, un libro, mal colocado seguramente, cayó de los estantes. Él, curioso, corrió, y subido en el libro, empezó a pasear su astuta mirada por ese sin fin de signos ilegibles que entretenía tanto a los humanos. Se dijo que él no sería menos, que aprendería. Y lo hizo su lugar preferido, en el que pasaba cavilando largas horas.
Llegó un momento en el que se sentía hambriento, y empezó a vagar, sabiendo de antemano, que ni una triste miga podría encontrar en aquel lugar. Decidió que sobrevivir sería indispensable, en un local donde los gatos no existían. Por fin, subido a otro de los múltiples hexágonos prendidos a la pared, empezó a comerse "Las mil y una noches". Presagio de los mil y un retortijones que le iban a dar después en la tripa.
Se revolcaba de dolor, pero terminó ganando la batalla, mientras los libros iban presentando pérdidas en sus cuartillas. No cejó en su afán de descifrar su gran tesoro y, con el tiempo, llegó a sentirse el más importante de los ratones. Supo que en el mundo de los hombres existía la palabra "Biblioteca"
Lleno de cultura, logró salir del laberinto hexagonal, y paseó ufano por las calles, sin temer al hombre, ni a los gatos. Él, el más sabio de los ratones, tenía una palabra que enseñarle a su inmensa descendencia, de la que siempre se sentirían orgullosos toda su prole.
Misteriosa
qué ternura !!!, me gustan los ratones son agudos y versátiles
ResponderEliminarademás de prolíficos jajaja
de algún modo somos un poco así los humanos
busquillas y ávidos por saber como las ratas ,
y como los gatos somos curiosos y fáciles de engatusar jajaja
abrazos
Jajaja, creo que llevas razón :)
EliminarMuchos besos, Elisa
Muy bonito y muy ilustrativo.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias, Rafael
EliminarUn beso grande.
Que hermoso relato con una gran enseñanza entre sus lineas.
ResponderEliminarBesos
Gracias por tus palabras, Ilesín.
EliminarMuchos besos, bonita.
Es un buen cuento para esta hora de la noche, hay que ser un poco ratón de biblioteca para aprender.
ResponderEliminarDulces besos.
Sí, hay que ser así...
EliminarGracias y dulces besos
Hola Misterio!!!!
ResponderEliminarLa cultura no tiene precio aunque sea a costa de un buen dolor de estómago, jaja.
Todos deberíamos tener acceso a ella.
Me ha encantado cariño.
Un besito!!!!
Es muy cierto, la cultura es algo importantísimo. :)
EliminarMuchas gracias, preciosa y mil besitos
Un cuento para todas las edades, me ha gustado poder leerlo. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, guapa.
EliminarMil besos
Tal vez haya descubiertos deseos inalcanzables, como el apetito de inmortalidad, si leyó o comió un libro de Unamuno. Tal vez conoció nuevos temores. Pero también la forma de mitigarlos. Tal vez descubrió una forma de transmitir pensamientos a la posteridad.
ResponderEliminarSí, me gusta como lo dices, pudo descubrir muchas muchas cosas, y esa última, seguro que sí...
ResponderEliminarMuchos besos.