Quiso, con el silencio, presionar el corazón, como si se tratase de una botella; pero el sonido sordo del amor salía líquido, haciendo caminos por el alma.
Amanecía, y su mente adquiría la claridad que despierta al sueño vivido. Se sentó frente al Universo y pidió una estrella. Apuró la magia sin prisas, el color iba irisando el espacio; y el eco le devolvió en susurros, la voz de su amado.
Misteriosa
Bello texto.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Antonio, me alegra si te gusta. Un beso.
Eliminar¡Cuántas cosas puede ofrecernos el silencio...!
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Muchas... Aunque no soy buena lectora de silencios...
EliminarUn beso.
Y se siente tal como un sueño dicho de esa manera.
ResponderEliminarDulce beso para ti.
Pues me alegra que lo sientas así...
ResponderEliminarDulce beso.