jueves, 3 de octubre de 2013

Trofeos de sal



Sólo reconozco en mi cuerpo la sensación de su piel y la delicadeza de sus labios. Sobre mis formas, sólo sus manos.

La magia en sus ojos, en la conexión con su mirada, su tacto, me hacía estar dispuesta siempre para el gran momento. Ningún miedo ante su sonrisa, capaz de hacer vivir cualquier fantasía.

Desconectar, sorprenderme, quedarme inmóvil ante él. No hay que romper el hielo que no ha existido nunca en nuestro encuentro. Insospechado era mi sentimiento a su primer contacto con mi cuerpo. Era mi regalo, al que iba a ir desenvolviendo poco a poco con estas manos inexpertas que temían rasgarlo.

Los besos apasionados mientras nuestras manos recorrían la espalda, las caderas. La dificultad al desabrochar su cinturón antes de dejar caer las ropas. Corrían las caricias rápidas y tiernas, en un vuelo mágico sobre la piel. Sus dedos encendiéndome mientras jugaban con mis senos, y mi cuerpo se acurrucaba contra el suyo. Entrar el la vorágine del deseo en rápidos movimientos, mientras sentía el peso de su masculinidad, y el sonido de mis quedos gemidos. La fuerza salvaje del abrazo, y mis formas dentro de su boca según sus labios las iban tomando.

Todo terminó en el regreso a esta soledad, en la que hay días que las lágrimas corren por la mejillas, como trofeos de sal.

Misteriosa

5 comentarios:

  1. Al menos la soledad tuvo una interrupcion.
    Sos muy elocuente en describir emociones.

    ResponderEliminar
  2. Es un regalo de la vida haber podido vivir esa intensidad. Es natural el sentimiento que la ausencia produce, que no es otra cosa que la prueba de la profundidad de la relación. La vida son momentos, ahora un momento triste.Como bien han dicho, lo que no te mata te fortalece y este recuerdo no te matará. Créeme. Y como también dicen los mejores días son los que están por venir.
    Un beso grande, querida mujer

    ResponderEliminar
  3. A veces los sueños y la realidad se juntan y nos juegan malas pasadas.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Y vuelta a la soledad después del recuerdo, lágrimas de sal y tristeza en el pecho.

    Un beso

    ResponderEliminar
  5. Con ese cuerpo tampoco hay que preocuparse...

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...