Hay un anaranjado atardecer
que hace juego con los girasoles.
Y aquí dentro, en mi pecho,
nace una sensación que no se calma.
Una espera que late y suspira
por sentir aquel ocaso
que dio paso a esta noche cerrada
en la que voy trenzando esperanza entre los chopos.
Misteriosa
Pues que siga siempre esa esperanza y que no se muera nunca.
ResponderEliminarUn beso en la tarde.
Ojalá...
ResponderEliminarMuchos besos, Rafael. :)
Y al caer la noche nacerá esa esperanza que late en tu pecho soñando con la siguiente mañana.
ResponderEliminarUn dulce beso.
Siempre hay esperanza para iniciar una nueva vida y una nueva mirada de la vida.
ResponderEliminarBesos
Hay siempre un nuevo amanecer . Besos
ResponderEliminar