lunes, 24 de junio de 2013

Poseída

Se introdujo dentro de ella como una montaña rusa. Subidas y bajadas de vértigo, y siempre una sensación en el estómago que no la dejaba quedar indiferente.

En todas partes sentía su presencia. Él la conducía por los pasillos oscuros hasta la claridad del día. Allí estaba, en el jardín, esperándola. Ocupaba su vida, se había apoderado de su alma.

Poseída por su mente, caminaba despacio hacia su sueño. Despertaría al rozar su piel en la mañana.

Misteriosa

4 comentarios:

  1. Hermosa posesión la que describen tus versos.
    Un abrazo.

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  2. Muchas gracias, Rafael, por tus palabras y por tu compañía.

    Un beso.

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  3. Si el despertar, al mínimo roce de la piel en la mañana, era por la compañía de él...entonces es una hermosa posesión!!!!. Un beso

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