El aire es puro y el agua corre
cantarina, con ella mi vida. Llevo en la piel del alma la huella que me enseña. Un leve
latido que se acelera y lucha.
Mis labios,
hoy, ya son sumisos a mi mente. La razón se hizo cargo de un débil corazón.
En la
balanza puede la esperanza comparada con este lacerante peso de la humanidad.
Cierro mis
manos, y como arena, todo va resbalando entre mis dedos. Me queda un soplo de
éter, compendio de sueños. Ya no asoma mi mirada a lo profundo de las grutas,
todas parecen vacías, pero yo atesoro en la mía el viento díscolo que hoy me
mueve.
Misteriosa
Autor imagen: Mark Demsteader
Hola querida amiga.
ResponderEliminarTremendo halo de soledad desprenden tus palabras cuando en ese universo tuyo la razón se hace cargo de un débil corazón.
Una maravilla.
Besos
Pd gracias por mirar mis blogs, he cerrado comentarios en algunos porque sino los tendría que cerrar, no puedo cumplir con todos, quisiera pero no puedo. Cariños
Así me siento, Luján...
EliminarMe imaginaba que te darían mucho trabajo. Son una maravilla y me encanta perderme por ellos.
Muchas gracia sy muchos besos.
Cuánta tristeza y soledad desprenden tus versos. Mas no por eso -o quizá por eso- no escatiman belleza. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, César, sí son algo tristes...
EliminarUn beso.