Se sentó en el umbral de la puerta a esperar su regreso. Lo imaginaba ágil, con unos pasos que no titubeaban. Con el valor de enfrentarse a una nueva vida, con la seguridad de que ella no le haría ya ningún reproche.
Había pasado el tiempo en un ensueño, de manera precipitada, ella se levantó e intentando ser elocuente, no alcanzaba ni siquiera a un balbuceo.
Los pasos de su imaginación habían sido sustituidos por las ruedas de un coche último modelo que abría sus puertas para que entrara.
Las miradas devoraban con ansiedad contenida, el ambiente se hacía presa de un instante muy intenso. No surtieron efecto los recursos de estirar los pliegues y un milímetro parecía excesivo para poner de distancia. No había bolsillos para sujetar unas manos desbordadas. La indignación de otros días se diluyó en el beso. Sobraba un asiento.
El paisaje suponía la tortura de alejar la mirada de esos labios y el motor del coche al arrancar un estruendo que rompía la magia, una tos nerviosa irrumpía a través de la garganta. La ansiedad recortaba los kilómetros para un final extrañamente feliz.
Misteriosa
Es terrible esperar, yo no tengo paciencia, jaja.
ResponderEliminarLindo, me encantó la imagen también.
Besos
Yo también tengo poca...
EliminarUn beso :)
La esperar a veces puede resultar angustiosa, pero tambien es la ante sala de momentos únicos y especiales que de otra manera tal vez no surgirían.
ResponderEliminarBesos.
Tienes razón, es una manera bonita de mirarlo.
EliminarBesos
Muy bonito, me gustó, besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Amapola, y muchos besos.
EliminarMuchos regresos suelen ser parecidos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, Rafael, aunque hay veces que loso regresos no llevan a nada bueno...
ResponderEliminarUn beso.
El último regreso, el más esperado, el comienzo de una nueva vida, la ratificación que la esperanza no había mentido, ya estaban juntos, por fin.
ResponderEliminarBesos MT
Sí... Me gusta tu manera de sintetizar, Alejandro :)
EliminarBesos.
Tu relato, no sólo contiene un inteligente argumento, también presenta una descripción del escenario, lo mismo que del ambiente que rodea la historia, así como las emociones que se desprenden del ansiado reencuentro. Todo ello, hace de esta tu obra, fuente de envolventes situaciones que ubican al lector como un testigo del emotivo momento. Más allá del final (extrañamente feliz) el retrato escrito que haces de los instantes de nervios, ansiedad y pasión, son un ir y venir de emociones que tus letras han logrado imprimir con destreza.
ResponderEliminarGracias por obsequiarnos un momento de tan bella lectura.
¡Saludos!
Gracias a ti, Juan Carlos, por estar y por tus palabras.
EliminarUn beso.
Un interesante relato, muy descriptivo. Y dos tiempos bellamente delineados. Uno antes del encuentro, en el plano de la imaginación y otro después del encuentro, en la acción. Quisiera creer que en la espera no hubo idealización. Me encantó este relato. Un beso
ResponderEliminarCrees bien :)
ResponderEliminarGracias por tus palabras, por tu compañía... Un lujo.
Besos.